Oh, maldita sea, -dijo con una voz muy triste-. Se muy bien
que no cambiaras. Por eso mismo es todo tan horrible. ¿Debo comenzar a insultarte para que comprendas que esto no
tiene remedio? ¿Debo decirte otra vez que tienes un carácter insoportable? ¿Qué
eres egoísta, egoísta, maquiavélico y tramposo?
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