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Ayer fue su cumpleaños....


Ayer fui a verla...


Ayer...








Viaje al centro de la Tierra



El poder de destruir, en poco menos de dos horas, uno de los mejores libros de Julio Verne.

Cuando termine de ver la pelicula lo primero que me vino a la mente es que J.V. debe estar revolcandose en su tumba del coraje.

Si estuviera vivo seguro se vuelve a morir del coraje despues de ver esta porqueria.


De esos libros que te roban emociones.







Y justo después de leer cinco libros digitales regreso al papel y me leo esta joyita.


"Los renglones torcidos de Dios" es algo así como una la combinación de una novela de Agatha Christie con una de Asimov y un final inesperado de Umberto Eco.


Con muchos cambios de ritmo, justo cuando crees saber el final o esperas lo mas obvio (por que así lo plantea el autor) sucede algo totalmente diferente. un libro con muchas ideas engañosas.


Muchos libros me terminan mucho, pero, pocos me enganchan tanto, así como lo hizo este. No recuerdo de donde saque la referencia o el comentario que haya leído en Internet (como siempre hago) que me sirviera de referencia para leer este libro. Todavía me acuerdo cuando lo compre en la calle cerca del centro donde se ponen varios vendedores
de libros de uso, fue el primer libro que vi que me llamo la atención, ya lo tenia anotado en mi celular, pero se me hizo un poco caro, $70.00 y además estaba algo desgastado, lo bueno del asunto fue que no lo compre sino que cheque con los demás vendedores y lo encontré en mejores condiciones y para mi suerte mas barato.


Desafortunadamente este libro fue llevado al cine, protagonizado por Lucia Méndez, eso debe ser un enorme ¡¡¡WTF!!!


Supongo que este libro les resulta harto interesante a psicólogos o a los que están estudiando psicología. Por lo menos yo creo que Tu deberías leerlo, seguro te gusta.


¿Que esperas?, ¡corre a comprarlo!


Este libro me sirvió para confirmar, una vez mas, lo que ya sabia:
"Todos están locos menos yo"



Los renglones torcidos de dios.



Una mañana al llevarle el desayuno a la hora convenida, observo la doncella que la señora no se había acostado. La encontró en una silla de estar, leyendo un libro, y sin haberse retirado el abrigo que llevaba puesto la víspera, al llegar a casa.
- Sírvame la cena, por favor – pidió Alicia
- ¡Había pasado la noche en vela, sin enterarse!