El fantasma de Canterville




-No os molesteis en hablarle. Se ha ido.

-Bueno, ¡Ella se lo pierde! No voy a dejar de hablarle, solo porque no me escuche. Me gusta orime hablar. Es uno de mis mejores placeres. Sostengo a menudo conversaciones conmigo mismo, y soy tan profundo, que a veces no comprendo ni una palaba de lo que digo.

 


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