"Quien no haya pasado tardes enteras delante de un libro, con las orejas
ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del
mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando
helado... Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna,
bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha
apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que
dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito... Quien nunca haya
llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia
maravillosa acaba y había que decir adiós a personajes con los que había
corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que
había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y
sin sentido...Quien no conozca todo eso por propia experiencia, no podrá
comprender probablemente lo que Bástian hizo entonces."
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