Me horrorizaban los
funerales, no solo por que son desagradables, sino también porque se detecta
una aureola de hipocresía en todo el asunto, en cuanto alguien muere, se
transforma en un milagro de comportamiento y personalidad angelicales, aunque
en vida no era asi, y todo mundo adopta una actitud afligida, aunque no sienta
pena.
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