El templo de Istar




¿Como no he imaginado que este cuerpo posee, a pesar de su fortaleza, la gran debilidad que comparten todos los seres vivos? Por muy inteligente, disciplinado que sea, aunque crea tener bajo control mis emociones, una de ellas, invencible, se agazapa en las sombras como un ave rapaz, dispuesta a saltar sobre mi.




Todavía puedo verla, admirar su tez de marfil y sus pálidos labios. Huelo su cabello, siento la ondulante suavidad de su persona cerca de mí.



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